Tienen veintipocos años, ocho historias de vida únicas y viven en el Montevideo metropolitano. Algunos son amigos desde hace años y otros se conocieron hace dos o tres fiestas. Son jóvenes que hacen equilibrio entre las responsabilidades de la vida adulta y las ganas de seguir divirtiéndose. Y sus órbitas se irán cruzando con más o menos atracción gravitatoria mientras el destino se encapricha con llevarlos hasta un lugar preciso en un instante concreto.